Este proyecto consistió en un ejercicio de investigación sobre las terrazas agrícolas. El objetivo fue visibilizar la relevancia de estas terrazas en la conservación de los suelos, así como en los procesos históricos que han experimentado desde épocas prehispánicas hasta la actualidad. Se realizó una exposición colaborativa en el Museo de Arte Carrillo Gil junto con el colectivo Mujeres de la Tierra, originarias de Milpa Alta. La exposición se concibió como un mercado cultural en el que se visibilizaron y compartieron los saberes, tradiciones y productos cultivados por el colectivo, tales como tlacoyos, nopales y tortillas, celebrando así el cierre del ciclo agrícola.
Mi participación, en conjunto con mi compañera Gala Inés Carranco, consistió en diseñar y producir una serie de carteles con frases representativas de los valores, ideas y luchas del colectivo. Estos carteles formaron parte del montaje museográfico y posteriormente fueron trasladados a la Central de Abastos de la localidad de Santa Anna, Milpa Alta.
Este ejercicio resaltó no sólo la importancia de las terrazas agrícolas en la sostenibilidad medioambiental, sino también la interacción entre diseño, comunidad y preservación cultural, mostrando cómo las prácticas tradicionales pueden adaptarse y sobrevivir en un contexto urbano contemporáneo.